En la ejecución de dibujos propiamente
artísticos de plantas deberemos tener en cuenta que cada
modelo requiere un tratamiento específico en virtud de la
imagen que representa y de la calidad expresiva que
ofrece. Así, en este dibujo podemos observar una
composición en la que cada tipo de planta ha sido
ejecutado de un modo diferente, aunque en los tres casos
se ha empleado lápiz de carbón compuesto. La planta que se
halla a la izquierda presenta unas hojas de tamaño
mediano, para las que no se precisa una definición muy
detallista, sino que basta con dibujar alguna hoja y dejar
insinuadas el resto. Por otra parte, en la planta que
presenta las hojas más elevadas se precisa un dibujo mucho
más minucioso, empleando el lápiz muy afilado. Por último,
en los casos en que la hoja sea muy pequeña resulta
aconsejable realizar un tratamiento general impresionista
con objeto de describir la textura general de la planta.
El dibujo de
flores
Las flores han
supuesto en cierto tipo de aprendizaje de dibujo el tema
clásico para iniciarse y, sin embargo, no es el más
representativo. No obstante, su práctica es aconsejable,
de la misma forma que el dibujo de hojas supone un buen
modo de ejercitar trazos partiendo del natural.
En primer lugar
será preciso comenzar por el dibujo de una flor aislada,
para lo cual resultará muy útil hacerla encajar dentro de
una figura geométrica sencilla, como un cuadrado o un
rectángulo, según la forma que posea el modelo. En caso de
que la flor se inscriba en un cuadrado -por ejemplo, la
rosa o el clavel- le dividiremos en cuatro partes iguales,
dentro de las cuales podremos ir ubicando cada uno de los
elementos de la flor en el lugar que le corresponda en el
conjunto; es decir, cada una de estas cuatro divisiones
nos van a servir para desarrollar el dibujo por partes y
con puntos de referencias muy concretos y exactos.
Tras el desarrollo de una rosa,
dibujaremos tres flores de características morfológicas
bien distintas, como son un clavel (flor de jardín), una
margarita, que puede servir como prototipo de flor
silvestre, y una variante poco común de lirio, ejemplo de
flor exótica.
Ejemplos:
La rosa
Comenzaremos el
proceso de dibujo de la rosa inscribiéndola en un cuadrado
en el que realizaremos unas subdivisiones que nos permitan
encajar con precisión la forma externa de la flor.
Cuidaremos también las grandes formas de los pétalos, pero
sin proceder a entonar aún.
Seguimos trabajando sobre las líneas
anteriores procediendo ahora a desarrollar la entonación
de la flor. Entornamos, como en otras ocasiones, los ojos,
con lo cual simplificaremos notablemente la tarea y
pasaremos a fijar los oscuros máximos, pero sin utilizar
los lápices más blandos.
Eliminamos ya las
líneas primitivas de encaje y procedemos a dibujar
propiamente el tema, ajustando progresivamente la
entonación, trabajando a punta de lápiz. Perfilamos los
diferentes pétalos y buscamos una gran diversidad tonal
que otorgará al dibujo un mayor realismo.