Como paso previo a su trabajo, usted
debe aprender a ver las sombras. No es fácil si no se
tiene práctica en ello. Las cosas tienen color y esto
dificulta a veces para establecer bien los límites de las
sombras, sus tonos.
Hay un método muy práctico que nos
ayuda en gran parte a resolver este problema:
Se trata de mirar al objeto sombreado
entrecerrando (entornando) los ojos. Pruebe ahora mismo.
¿Verdad que las zonas de sombras quedan delimitadas con
mayor claridad?
Esto se debe a que, al entrecerrar los
ojos, se suprimen detalles de la visión y sólo se aprecian
masas, y en lo que se refiere a las sombras, zonas de
éstas, más o menos precisas.
Oriéntese así al trabajar.
Así se ven las
cosas mirando normalmente.
Entornando los
ojos, las zonas de sombra y luz se delimitan con mayor
claridad.
Y bien, puesto ya en este camino, va
usted a comenzar a fijarse en las sombras.
En el lugar en que, esté estudiando, si
echa una ojeada alrededor, verá que hay sombra y luz por
todas partes. Sombras propias y sombras proyectadas. En
las cosas, en su propio cuerpo. Deje de estudiar y
obsérvelas. Observe cómo una misma mancha de sombra no es
por todas partes igual de intensa, como en la mayoría de
los casos, comienza siendo clara para acabar siendo muy
oscura. ¿Se fija?
Pues bien, esto es lo que debe usted
trasladar al papel. ¿Cómo?
Algo importante
sobre el sombreado
1.)Uno
de los defectos más importantes del principiante es cargar
demasiado de negro las sombras, llenarlo todo demasiado de
manchas oscuras, sin acordarse de que en el sombreado hay
dos elementos igual de importantes: la luz y la sombra. El
principiante cae en el defecto de hacer los tonos más
oscuros de lo que deben ser.
Por eso, grábese
la regla siguiente: sombree siempre suavemente y deje
espacios blancos allí donde la luz da de lleno. Si es
preciso acentuar más el negro en cualquier sitio, ya habrá
tiempo.
Es preciso
tener tacto y sombrear con más suavidad, dando
negros y dejando zonas blancas iluminadas.
No debe
entusiasmarse al sombrear y dejar sus trabajos así,
demasiado oscuros.
2.) Se sombrea comparando.
Aclaremos: cuando usted esta observando
un modelo, viendo en sus sombras el número de intensidad
de sus tonos, fíjese en el más oscuro y páselo al papel.
Después, COMPARANDO con este tono, vaya dibujando los
otros más claros.
Usted comparará las diferencias de los
tonos con respecto, al más oscuro EN EL MODELO. La
comparación la hará en el propio objeto que esté
dibujando, y trasladará esta diferencia que encuentre al
papel, comparando ahora con la mancha que ya tiene
dibujada del tono más oscuro.
Comparando con la
intensidad de este tono...
... vaya
graduando el resto.
3.) La valoración
de los tonos, es decir, la graduación, el paso de unos
tonos oscuros a otros más claros y el paso de éstos al
blanco -o al revés-, se debe hacer de un modo gradual, sin
que haya contrastes violentos.
El paso de un tono
a otro, de mayor a menor intensidad, o al revés, debe ser
como lo ve usted aquí, suave, sin que se noten saltos
bruscos.
Aquí es donde entra en juego la
aplicación de las manchas graduadas de que hablamos en las
primeras lecciones de este curso.
4.) No debe usted, durante todo su
trabajo, perder de vista ni olvidar el conjunto. Debe
estar pendiente de éste, fijándose constantemente en la
totalidad del dibujo. Esto es necesario para que su
trabajo salga con la armonía precisa.
5.) No enmarque usted los límites de lo
que esté dibujando con líneas antes de sombrear. Sombree,
y el propio sombreado le irá dando estos límites.
6.) El trazo no es el mismo para todos
los casos de sombreado. Hay que seguir con el lápiz la
forma de la superficie del objeto que se trate. Si se
trata de superficies planas, el trazado de sombreado será
recto. Si de curvas, el trazo será curvo. Es decir, el
trazo adoptará la forma del volumen del cuerpo que se
dibuje.